Como mucha gente, he llegado a esta novela un poco por casualidad. Había leído que la prosa de Esther García Llovet era compleja, "diferente", por asi decirlo.
A mí me ha parecido seca y descarnada, pero potente, certera, y, a la vez muy sugerente.
He leído este libro como quien saca una caja de Polaroids y las pasa una tras otra, sin un orden previo. "Submáquina" es un poco así, a mi parecer: retazos de una vida, la de Tiffani " Tifa" Figueroa en diversos momentos que parecen escogidos al azar.
Una novela de imágenes surtidas, cada capítulo es un salto en el tiempo para darnos pinceladas de un carácter único. Poco a poco, parrafo a párrafo, descubrimos más de la protagonista: Tifa perteneció al departamento de desaparecidos y sabe cómo manejar las situaciones más violentas, gracias a lo cual la contratan para encontrar a una rara mujer en un país fronterizo, poblado de personajes estrambóticos que malviven en las calles de La Federal. Aquí encontramos el tono más "noir" de la novela, casi al modo de Raymond Chandler, pero la autora sabe impregnar cada página con su imaginario personal, dando como resultado una brumosa historia negra.
He querido ver en el texto ( es mi impresión personal ) la faceta de guionista de la autora, puesto que muchas descripciones parecen sacadas de una película, por su concreción y brevedad a la hora de recrear imágenes y lugares.
García Llovet tiene una manera simple, directa y muy visual de narrar. Casi como un disparo. Sus escenas podrían formar parte sin ningún tipo de duda de cualquier película de Lynch y, quizás Tarantino. Es capaz de recrear estampas casi surreales, entre lo onírico y lo psicodélico, junto con descripciones precisas. Y en la narración, todo éllo funciona como una máquina perfectamente engrasada.
Hay en esta novela algunos pasajes memorables, siempre desde mi apreciación subjetiva. La presentación del personaje en el primer capítulo es, a mi juicio, antológíca, y la parte donde ella se desplaza a La Federal, y viaja a la frontera me han parecido terriblemente crudas, reales. Y sin embargo, la acción es puramente sensitiva: apenas se aprecia nada, lo que se escucha es confuso, y uno debe imaginar lo que sucede entre la bruma matinal del desierto y el cansancio de conducir durante toda la noche.
En resumen, "Submáquina" es un libro vital, apasionado, de narrativa pura y muy bien escrito, que engancha tanto por la brevedad de sus relatos como por el saber hacer de la autora.
No será el último que lea de esta escritora.
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