jueves, 17 de noviembre de 2011

LA PRIMERA INTENCIÓN

El Martes de mañana,antes de entrar a la ducha,me preparé sobre la cama la ropa que iba a ponerme ese día: unos pantalones de tela oscuros y una camisa a cuadros negros sobre fondo claro.Iba ya a cerrar la puerta del baño cuando me dí la vuelta y volví a hurgar entre los cajones del armario.Al final,dí con un jersey morado que me gusta mucho y volví a colgar la camisa en su lugar hasta nueva ocasión.
 Durante el almuerzo,jugueteando con los restos de mi café y la cucharilla,saltaron algunas gotas y fueron a parar a mi pecho.De nada sirvió que inmediatamente frotase la (s) mancha (s) con agua y una servilleta:el resto parduzco quedó allí durante toda la mañana.




 A mediodía,cuando pude volver a casa,dejé el jersey en la lavadora y revolví de nuevo entre los cajones.

               La camisa a cuadros negros parecía sonreir desde lo alto del perchero.


Y es que,a menudo,no sé muy bien por qué,"traiciono" mi primera intención y,a la larga,me doy cuenta de que si no hubiese hecho lo primero que me venía a la mente,si le hubiese hecho caso a mi primer " instinto",me hubiese ido mucho mejor...el caso de la camisa no es el más representativo,obviamente,la mancha de café hubiese ido a parar ahí.Me refiero más bien a esos casos en los que,por ejemplo,quieres buscar aparcamiento yendo en coche y,cuando vas a poner el intermitente para enfilar una calle a la derecha,dudas,no lo pones,no giras y te metes en una avenida de sentido único,sin poder aparcar porque está prohibido ytienes que seguir recto kilómetros y kilómetros para poder volver a girar,cuando,si hubies seguido ese primer instinto,hace ya tiempo que lo hubieses conseguido...

    no sé si me explico,pero seguro que os ha sucedido algo así alguna vez.

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